El gigante de las búsquedas en internet está atravesando una crisis nunca vista. Importantes firmas como la BBC, A&T, Audi, McDonald's, L'Oreal, Walmart, General Motors, Starbucks, Pepsico, Volkswagen y The Guardian quitaron su inversión publicitaria porque sus anuncios aparecÃan en videos que promovÃan la violencia y el racismo.
Ya son más de 300 las empresas que decidieron poner fin a sus anuncios, y conformaron el boicot más grande en la historia de Google. El disgusto surge luego de comprobar que el buscador colocaba sus anuncios en videos extremistas de contenido polÃtico, religioso y xenófobo. Google es también dueño de la red de videos Youtube.
En respuesta, Google solamente pronunció unas palabras en su blog, y afirmó que trabajarÃan en el asunto. Matt Brittin, director de Google en Europa, fue el único que salió a defender a su empresa, luego de la evidente furia de los anunciantes: "Lamentamos que algo asà haya ocurrido. No queremos que pase y asumimos la responsabilidad", aseguró.
En una respuesta insólita, Brittin le restó dramatismo al problema, y aseguró que los anuncios afectados no habÃan tenido tantas visitas como para ser preocupante. Luego, en una jugada un poco más acertada, aclaró que Google está tomando cartas en el asunto, invirtiendo "millones de dólares" y "empleando a miles de personas" para solucionar los inconvenientes.
La crisis es grave y se empalma con la que ya enfrenta Facebook por las famosas "fake news" o noticias faltas que se distribuyeron a través de esa red social en la pasada campaña electoral de Estados Unidos y que contribuyó al triunfo de Donald Trump.
Lo que queda en evidencia es que los gigantes de internet, cuyo negocio se basa en programas que capturan el contenido de otros -sin pagarlo- y sobre esa base venden publicidad, no tienen los editores ni la experiencia periodÃstica necesaria para garantizar un mÃnimo control del contenido que distribuyen.
Se trata además de un impacto importante en la estrategia de comunicación de la Casa Rosada, que desde que asumió Macri disparó el presupuesto de publicidad que destina a Facebook y Google. En el 2016 gastó más de 48 millones en publicidad en Google y 33 en Facebook. Varias veces el total que destinó a todos los portales de noticias del paÃs.
Ahora, con marcas de primera lÃnea que se bajan de Google por el impacto en su reputación la pregunta obvia es si al equipo de Marcos Peña no le preocupa que los mensajes de la administración Macri aparezcan junto a páginas de terroristas, racistas o antisemitas.
El problema de los algoritmos
A más de una semana de la crisis, Larry Page, cofundador de Google, no hizo aparición pública respondiendo las enormes crÃticas que su empresa recibe. Es que ahora el nuevo reto del motor de búsqueda tiene un panorama complicado: resolver el problema y reparar el enorme daño en su reputación.
La metodologÃa de pauta en los buscadores de Google consiste en dejar que su algoritmo posicione los anuncios aleatoriamente. De esta manera, el código no reconoce los contenidos maliciosos en los videos, lo que puede significar una muy mala jugada para los anunciantes.
Google ahora debe no sólo resolver el gran problema de su reputación, sino también identificar estos videos y eliminarlos para que no puedan ofrecer su espacio para publicitar. Parece que Google no puede con el problema, ya que aclararon que solucionar el asunto de la publicidad programática en contenido de odio será difÃcil.
En una maniobra para desviar la atención, el presidente de Google en Europa minimizó la cuestión asegurando que ahora deben ser los usuarios los que alerten sobre contenidos inapropiados.
Bajo este panorama de incertidumbre e imprecisión, la pauta en portales, medios de comunicación y otros sitios de manera directa queda como la mejor alternativa para los anunciantes, para no arriesgarse a que su pauta caiga en videos que promuevan el racismo y el odio.
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